miércoles, 12 de julio de 2017

El Empujón Contra el Insolente

Resultado de imagen para Coronel Vladimir Lugo a Julio Borges
Quiso la magia del video y las redes sociales que el empujón del Coronel Vladimir Lugo a Julio Borges pasara a la historia. Para los chavistas fue motivo unánime de celebración. Un fresquito. Fue como cobrarles a la oposición, una de las tantas que deben después de casi tres meses aguantándoles irrespetos, abusos y violaciones a la Constitución y a las Leyes, que ha costado la vida a más de cien venezolanos. En la oposición hubo mucha rabia e impotencia. No es para menos: uno de sus líderes fue claramente humillado por un oficial de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, contra la que ellos mantienen, en los últimos tiempos, una constante ofensa y descalificación.
Los medios de información, muy dados a esconder la verdad de los hechos, obviaron informar que antes de ese soberano empellón, los diputados y diputadas de la Mesa de la Unidad, abusando de su inmunidad parlamentaria, habían agredido, y en cayapa, a los soldados comandados por el Coronel Lugo, que forman parte de la Unidad de la Guardia Nacional Bolivariana acantonada en la sede del parlamento venezolano. La épica de este empujón de Lugo a Borges resume casi cien días de ofensas verbales, físicas, escupitajos, excrementos y asesinatos llevados a cabo por una disociada oposición en contra de este componente de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Borges se equivocó otra vez. De nuevo calculó mal. En su tradicional insolencia e irrespeto contra los poderes públicos y el estado de derecho, que lo llevó a ser uno de los fracasados golpistas del 2002, creyó que el Coronel Lugo se le iba a doblegar. Que quizás le iba a tener miedo. Pensó que lo iba a poder chapear. Pero Lugo le demostró coraje y valentía. Estuvo a la altura de los militares de hoy en día. Los de la estirpe del rebelde Hugo Chávez. Los que ya no le comen coba a los politiqueros de esa oposición venezolana, quienes han pretendido inútilmente derrocar al gobierno chavista revolucionario que legítimamente les ha ganado en 19 oportunidades, entre elecciones y referendos, en los últimos 18 años. Borges fue por lana y salió trasquilado. Este no fue ese empujoncito bueno, positivo, que muchos agradecen para conquistar algo que se pone difícil. No. Fue un soberano golpe para que se saliera de la Unidad Militar. Fue un: ni te quiero ni te respeto. Fue un: tú eres un cobarde. Fue un: tú no eres Presidente de nada. Fue un: tu Asamblea Nacional no existe. Fue un: los vamos a derrotar. Pero cuando además vimos la cara asustada y nerviosa que puso Borges, ya en la puerta de salida, adonde lo aventó el empujón del Coronel, uno entiende que viene otro empujón. Uno más fuerte. Uno más definitivo. Un empujón que le quitará la arrogancia a quienes no aceptan la pérdida del poder, a quienes no aceptan que ya no son los amos del valle. Que ya no van a seguir teniendo prebendas. Dólares fáciles. Fortunas mal habidas. Más que un empujón será un golpe. Sí. Viene un golpe más fuerte contra esa oposición que no reconoce el derecho del pueblo a vivir en paz. Contra una oposición intolerante y violenta. Contra los que esconden la comida al pueblo. Contra los que acaparan los alimentos y especulan con los precios de los artículos de primera necesidad. Viene un golpe contra los que esconden las medicinas. Contra los que incendian y dañan bienes públicos y privados. Contra los que queman vivos y asesinan seres humanos. Y no será un golpe cualquiera. No. Será más firme. Será más popular. Más venezolano. Será el golpe de Rondón que ahora sí saldrá a pelear. Pasaremos del empujón de Lugo a los golpes de Rondón.


Enrique Bouttó / 04148837014

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